Luego de recorrer 1.051 kilómetros desde Mendoza en bus, llegamos a la gran ciudad de Buenos Aires. Bajar por segunda vez en la terminal de Retiro siempre se siente intenso por los extensos andenes nacionales e internacionales abiertos las 24 horas del día. A las 7:40 de la mañana caminaba al subte (metro) en dirección al alojamiento que nos cobijaría en esta alocada y larga estadía. Al bajar del metro, y yo aun media desorientada, logramos llegar al edificio Lavalle 750 donde nos recibió Verónica, que con una sonrisa nos informó que el apartamento era en el piso 8 y que el ascensor no funcionaba. Claramente no era la respuesta que quería recibir mi espalda después de 12 horas de viaje… sin embargo, con la mejor cara y los 15 kilos de mochila al hombro se logró el Everest. Con el pasar de las horas, notamos que el alojamiento no era lo que pensábamos, ya que tenía nidos de cucarachas en la cocina, por lo que tuvimos que cancelar la reserva e irnos a un hotel por 2 días. Mientras buscábamos un apartamento con cocina en el mismo sector, logramos encontrar uno disponible en el antiguo Hotel de las Naciones que actualmente funciona como consorcio. Después de instalarnos en nuestro tercer alojamiento, era hora de caminar por calle Corrientes y empaparse del ruido bonaerense. El primer paso era cambiar dólares a peso argentino, pero no en la casa de cambio tradicional, sino en los cambistas del dólar blue, que es el término local para el dólar que circula en el mercado informal y normalmente tiene un valor más alto que el oficial, (105% mayor en enero 2022).
Luego de tener nuestros buenos pesos argentinos era hora de probar un poco de la especialidad gastronómica, empezando con milanesa más unas cervecitas se daba una tarde redondita. Horas más tarde, la noche tomaba protagonismo con pantallas led gigantes y brotaban poco a poco los tacones altos y outfits facheros de eventos nocturnos.
Volviendo al alojamiento, empezamos a notar ciertas fallas en el departamento. Primero, de los tres ascensores solo funcionaba 1 y a veces había que esperar más de 15 minutos para poder subir o definitivamente para bajar debía ser por la escalera (piso 22). El internet nos falló la mayoría del tiempo y aunque lo arreglaron, perdimos mucho avance laboral. También había muchas baratas que subían por el baño y que entraban al dormitorio, y aunque uno se termina acostumbrando, da repulsión cocinar en esas condiciones. Además, la lavandería del edificio (de pago) estaba siempre ocupada por las administradoras de los demás apartamentos y se hacía muy tedioso intentar lavar, ya que ellas tenían cerros de ropa de cama antes del turno de uno, lo que finalmente tuvimos que solucionar yendo a una lavandería externa para poder tener nuestra ropa limpia. Si bien, no todos los alojamientos de Baires son así, se siente un poco de desorden en algunos temas como lo siguiente: en Mendoza me perforé la nariz y semanas después necesité cambio de piercing. Al acudir a un centro en la calle Esmeralda me recomendaron reservar una hora con la especialista y pagar por ésta. A los días siguientes acudí al lugar y no tenían mi reserva guardada, por lo que tuve que agendar otra hora nuevamente. Al otro día fui y me cobraron nuevamente por la reserva porque nuevamente no tenían nada anotado (sabiendo que les mostré el recibo) pero las chicas solo me ignoraban y reían. Por último, les volví a pagar para que dé una vez me hicieran el cambio de piercing después del tira y afloja.
Se acercaba la hora de irnos del Hotel de Las Naciones y exigir nuestra garantía del arriendo y nuevamente nos llevamos sorpresas. La arrendataria intentó darnos menos de lo abonado, por suerte yo tenía el recibo y pudimos aclarar el tema sin llegar a malas maneras.
Los últimos 2 días arrendamos un Airbnb en el mismo sector para poder tomar el ferry a Montevideo a buena hora, y nuevamente tuvimos más inconvenientes. Al llegar al departamento, este estaba completamente mojado por una filtración del lavaplatos…y por suerte nos íbamos al otro día. Esto nuevamente nos habla de lo abandonada que los locales tienen la mantención de sus edificios, entre otras cosas.
Cuando finalmente llegaba el día de embarcar a Montevideo (en ferry Buquebus) nos encontramos con una caída del sistema informático. Los gritos iban y venían entre los ejecutivos. Puedo entender el estrés en el equipo, pero definitivamente todo era exageración, de la cual ya estaba un poco cansada después de 4 largas semanas de obstáculos de todo tipo.
Con todo lo anterior, quiero dejar en claro que Buenos Aires tiene inmensos atractivos (adjuntos abajo) y un lindo patrimonio que visitar, sin embargo, es un destino de estadías cortas. Sorprendentemente postergué esta publicación por 7 meses y es precisamente porque quería madurar las experiencias no tan buenas que me llevé de la ciudad del cheísmo. No olvido que hay lugares despampanantes y únicos que no se opacan con estos hechos, pero también hay experiencias malas que nos hablan de la realidad argentina y su pobreza por la crisis. En resumen, he definido mi experiencia como un M&M, entre Mate & Maradona sentí el corazón argentino en toda su expresión, me tocó lo bueno, lo malo, lo dulce y lo amargo.
No olvido que hay lugares despampanantes y únicos que no se opacan con estos hechos, pero también hay experiencias malas que nos hablan de la realidad argentina y su pobreza por la crisis.
Peatón por el mundo
Fotos del Eco Parque https://www.instagram.com/p/CZEu460L_nw/
Fotos de Tigre Buenos Aires https://www.instagram.com/p/CZQA3uLp1OC/
Fotos del Ateneo Grand Splendid https://www.instagram.com/p/CZV2490sYUd/
Fotos de Barrio Caminito https://www.instagram.com/p/CZfekTSpZ1L/
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Fotos del Cementerio en Barrio Recoleta https://www.instagram.com/p/CZ2-MQSNggp/
Fotos Parque San Martín https://www.instagram.com/p/CZ-aJBmpLhB/
Foto Museo del rock argentino https://www.instagram.com/p/CaVi1WGpPOb/