San Vicente empezó con el pie izquierdo. Nuestro vuelo Intercaribbean tuvo un atraso de 3 horas desde Granada y no teníamos certeza si llegaríamos antes de que oscureciera, lo que nos tenía alerta todo el tiempo. Al llegar a Kingstown, capital de San Vicente, Collin (el dueño del alojamiento) no respondía nuestros mensajes y literalmente estábamos varados en el centro de la ciudad. Con el pasar de las horas, conseguimos internet móvil y por fin pudimos contactarlo e instalarnos de una buena vez.
Luego de pasar el estrés, nos aventuramos a conocer la ciudad y nos dimos cuenta que los atractivos del país principalmente están en los resorts y en las afueras de la capital. Asi que recorrimos el centro de Kingstown donde hay algunas iglesias patrimoniales para tomar fotos y vistas de su cordón montañoso. Lamentablemente la lluvia nos acompañó casi todos los días, y después de conocer su casco histórico no había mucho más que hacer, así que nos dedicamos a avanzar en nuestros pendientes.
A diferencia de otros países del caribe, este es el que me pareció más pobre, no sucio, sino pobre. En el centro de la ciudad se ve gran cantidad de indigentes y un poquito más de caos en general, hay que tener en cuenta que todo cierra alrededor de las 4 de la tarde así que conviene planificar los días con antelación. San Vicente tiene mucha naturaleza que se puede contemplar haciendo senderismo o caminatas, sin embargo, debo ser honesta y decir que no es mi isla favorita. Al salir del país cobran 50 dólares caribeños de impuesto (y ojo con la aerolínea Liat que está cobrando por facturado sin previo aviso). San Vicente concluyó como una estadía tranquila, aunque un poco aburrida, pero bueno es hora de armar las maletas para el siguiente destino.
Canción que me acompaño en San Vicente y las granadinas: https://youtu.be/iIpfWORQWhU
Fotos de Saint Vincent: https://www.instagram.com/p/CgiZ_ILj-Ys/