Mientras pasaba agosto se veía cada vez más difícil cumplir con la meta de visitar las tres guyanas sudamericanas. Si bien la ruta inicial era entrar a Guayana Francesa por Brasil en junio del 2022, esto no se pudo concretar por las limitaciones del Covid y la temporada lluviosa amazónica.
Al estar en Martinica, (isla francesa de la que hablaremos en el siguiente post) teníamos la oportunidad única de viajar en Air France ida y vuelta, por lo mismo, era el momento perfecto para entrar a Sudamérica y conocer esta región de la que muy pocos conocen u otros simplemente la asocian con África.
Debo reconocer que al bajar del avión estaba muy ansiosa, aun no procesaba en mi mente que conocería la última de las tres Guyanas. Muchos se preguntarán el porqué de mi entusiasmo con estos lugares no conocidos masivamente, y la respuesta es que todo empezó con un hito en mi vida en quinto básico. Recuerdo con éxtasis obtener el primer lugar en el concurso de las capitales del mundo y esto coronó el primer paso a la inquietud del planeta. Personalmente debo confesar que los videos y blogs de Europa o Estados Unidos me tienen un poco aburrida, principalmente porque ya se sabe lo que hay y abundan turistas todo el tiempo, por ende, visitar lugares vírgenes hace que mis antenitas cerebrales despierten en toda su expresión y el viaje sea más interesante y humano.
Al entrar al aeropuerto Félix Eboue de Matoury, ya sentía cumplido el sueño anhelado y con lagrimitas de emoción en los ojos, mi mochila en el hombro derecho y el mat de yoga en el izquierdo, entregué mi pasaporte a migración.
Minutos después de salir del aeropuerto me esperaban unas réplicas de cohetes muy interesantes, lo que más aumentaba mi taquicardia por lo que estaba viviendo. Luego de unos 20 minutos de viaje hacia la capital Cayenne, logramos instalarnos en el Hotel Central en el corazón de la ciudad.
Cayenne tiene varias atracciones que se pueden visitar en un mismo día sin problema, como la plaza central llamada Place des Palmistes, que además de tener palmeras en honor a su nombre, es un punto de encuentro día y noche para sus ciudadanos. Durante la tarde se pueden ver niños jugando, otros durmiendo bajo la sombra de la estatua principal (de Félix Eboue) y los fines de semana hay foodtrucks y música para bailar. Al costado de la plaza se encuentra el Museo departamental Alexandre-Franconie que por sólo 3 euros se puede visitar la exposición de mamíferos, reptiles, boas, aves e insectos de taxidermia y algunos encapsulados en botellones que conservan sus colores originales. También tiene salas itinerantes de historia afroamericana y pinturas con temáticas de la esclavitud. Muy recomendado a los amantes del arte, historia y naturaleza en general, sobre todo porque tienen la única palmera bífida del mundo, una rareza sorprendente.
Si queremos contemplar el Atlántico, la mejor vista la tendremos en Place Des Amandiers, (a 10 minutos caminando de Palmistes) un lugar donde se respira calma y punto estratégico para el atardecer y sacar fotos espectaculares. Otro imperdible del casco histórico es Fort Cépérou, desde donde podemos cautivarnos con la vista panorámica de la ciudad y, aprovechando que es tranquilo, observar el atlántico y el centro de la ciudad al mismo tiempo, bellísimo!
En Guayana Francesa como lo dice su nombre hablan francés, por lo mismo no es malo si se llega con nociones básicas como los saludos y los números para poder moverte dentro la región.
Cayenne tiene varios atractivos playeros y de excursión, sin embargo, la guinda de la torta estaba en otra ciudad: la famosa Kourou. Este nombre tan difícil de escribir es destacado internacionalmente por ser la sede europea de lanzamientos de cohetes y satélites al espacio, y aunque usted no lo crea, ¡¡Sudamérica tiene un puerto espacial!!. Por esta razón, no podíamos irnos sin al menos tomarnos una foto afuera. Para llegar tomamos un taxi (recomendado por Gricell de Perú, gracias!) que nos cobró 100 euros ida y vuelta. Ya con entrada en mano (7 euros) nos aventuramos a conocer el museo que tanto nos quitaba el sueño. Ambientado en los 80´s y paneles con exhaustiva información e imágenes, viajábamos en el tiempo para sentir el universo en nuestras manos y aprender un poquito de ello. Una de las exposiciones más llamativas es la de Ariane Group, que es la empresa responsable de la integración del despegue de propulsores, donde pudimos ver réplicas de los primeros cohetes, satélites, sus materiales e historia. Para entender aún más debemos remontarnos a la navidad de 1979, en este año despegó por primera vez un Cohete Ariane de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Kourou, y este hecho histórico le dio autonomía al viejo continente y a los países integrados en pruebas espaciales. Otra exposición cautivadora es la misión estadounidense Apolo 11, que muestra como el comandante Neil Armstrong junto con Michael Collins y Buzz Aldrin pisaron la Luna en el Mare Tranquillitatis en 1969.
Fuera del museo hay una tienda de recuerditos y una oficina atendida por Almondine (muy buena onda!) donde se puede agendar para asistir a lanzamientos futuros gratuitamente.
Al dejar Kourou, y ya cansada con tanta información en mi cabeza, solo me quedaba agradecer por la oportunidad de haber sellado mi pasaporte y mi vida con los tres olvidados que se convirtieron en INOLVIDABLES. No me cabe duda que volveré en el futuro y quién sabe si me aventuro a ver un lanzamiento en unos años más. Desde Surinam, Guyana y Guayana Francesa, tengo grandes emociones que cierran mi pasada por Sudamérica, ahora solo queda seguir aprendiendo de la diversidad de nuestro continente, ¡Viva América!.










Fotos de Guayana Francesa: https://www.instagram.com/p/ChfEQT5Oqwr/
Reel de Guayana Francesa: https://www.instagram.com/p/Cha1q6yDGvk/
Canción que me acompañó en el viaje: https://youtu.be/OVVJ3ZiQNps