Dar la vuelta al planeta te transforma de muchas formas. Hay factores buenos y no tan buenos que crean cambios emocionales y físicos de los que cuesta mucho recuperarse. Dentro de los cambios físicos, se encuentran las fluctuaciones en el peso corporal que dan como resultado el Cortisol en alerta, Anemia, comidas irritantes, recarga calórica, déficit de vitaminas, fatiga viajera y un mal dormir crónico. Pero todo ese factor negativo se transforma en positivo con la contemplación de lugares únicos, compartir con personas de distintas religiones, superar barreras idiomáticas y disfrutar cada esquina como si fuera el último día de vida.
Durante el viaje, lo bueno y no tan bueno pasó a lograr una balanza, donde logré crear que cada alojamiento fuese mi hogar, incorporando mi corazón chileno y energía a ese AIRBNB temporal.
Uno de los grandes aprendizajes de esta vuelta al mundo fue el cuestionar lo que me rodea y no creer a ciegas todo lo que te dicen. Esto se aplica tanto en las redes, medios, líderes y personas. Eliminar los prejuicios de los países, continentes, culturas y religiones es el mayor regalo que me pudo dar este viaje, porque me cambió por completo de pies a cabeza. Por lo mismo, a continuación les muestro mi mapa, mi recorrido y mi locura. No soy la misma del 2020 y estoy orgullosa de eso. Y… ¡Vamos por más desafíos!